Vista exterior |
Interior del templo |
Capilla del Sagrario |
En el año 1968 el
Obispado de Ciudad Real hace un estudio acerca de la posible creacion de una
nueva Parroquia en Alcázar de San Juan con resultados positivos, por lo que se
establece una nueva comunidad parroquial llamada de San Rafael Arcangel que
comenzó su actividad en la Iglesia del Monasterio de las Monjas Concepcionistas
hasta que se terminasen las obras del nuevo templo parroquial.
Obras que
dieron comienzo con la colocación y bendición de la primera piedra el 21 de
marzo del año 1982.
El
templo, de líneas sencillas y modernas, aunque sin perder el aire clásico de un
templo, fue terminado y bendecido por el obispo de Ciudad Real DON RAFAEL
TORIJA DE LA FUENTE, en el año 1987, cumpliéndose pues apenas 25 años de su
bendición.
Posee en su fachada principal un ventanal redondo sobre el coro, que dota de gran iluminación al interior, una gran nave muy bien proporcionada, con paredes laterales altas libres de iluminación. El conjunto invita a la oración y el recogimiento interior. La decoración interior se limita a las estaciones del Vía Crucis y varias Imágenes entre las que destaca la de San Rafael Arcángel, titular del templo.
La Parroquia de San Rafael Arcángel acogerá la parte expositiva dedicada a Dios Padre, Creador...
Mapa de situación de San Rafael |
PALABRAS DEL PARROCO DE SAN RAFAEL ARCÁNGEL
EFECTIVAMENTE: ¡YA HEMOS CUMPLIDO LAS
BODAS DE PLATA!
El
día treinta de septiembre de dos mil doce, nuestro Obispo D. Antonio Algora
presidía la Eucaristía de Acción de gracias.
Y ¿cómo se formó la Parroquia de San
Rafael?:
Fue
el 8 de Diciembre de 1968 cuando el Sr. Obispo D. Juan Hervás y Benet crea la
Parroquia.
Pero
hasta el 1 de octubre de 1979 no se encarga a D. Antonio Vicente Carreras su construcción.
Sus
primeros años se dieron en las Monjas Concepcionistas. El 21 de marzo de 1.982
se bendijo y colocó la primera piedra.
Pasaron
cinco años hasta que el 20 de diciembre de 1.987, el Obispo de entonces, D.
Rafael Torija de la Fuente bendice e inaugura este templo de San Rafael
Arcángel.
D.
Antonio, que en paz descanse, me hablaba de los arduos pasos que tuvo que dar
hasta encontrar este terreno.
Y
no digamos de todo el esfuerzo que supuso poder empezar y terminar la obra.
Pero
¡mereció la pena!. A ello, él y muchísimas personas, entregaron todo su
esfuerzo, su cariño y su colaboración.
¡Esfuerzo
y cariño que sólo el Señor conoce y sabe premiar!
En
un segundo momento, el 1 de septiembre de 1996 sustituí a D. Antonio.
Los
primeros momentos también fueron muy difíciles: la deuda era muy considerable.
Pero poco a poco el Señor fue haciendo que todo se desarrollara de manera
providencial.
Se
pagó la deuda; se puso la calefacción; se puso el nuevo tejado; y se pudieron
hacer los salones parroquiales, pues la catequesis la dábamos en los
colegios Picasso, Santa Clara y Trinitarias –¡gracias a todos ellos!-.
Mi
intención al señalar estas metas es para subrayar que si todo esto ha sido
posible, se ha debido a la preocupación, esfuerzo, cercanía y colaboración de
muchas personas.
Y
lo más importante es que al unísono de estas obras materiales, nace, crece y se
mantiene una comunidad que siente como algo propio y hace realidad el fin de
toda parroquia: anunciar el evangelio, celebrar los sacramentos y atender a los
pobres: ¡una Iglesia que, de manera sencilla, muestra que no se encierra en sí
misma, sino que siempre permanece abierta al mundo!.
Para
mí es un motivo especial para dar gracias a Dios el ser testigo de la entrega
de tantas personas que, gratuita y desinteresadamente, se preocupan de los
demás movidas por su deseo de vivir el evangelio.
Así
es como se hace y vive una parroquia, todas las parroquias.
Así
surgió nuestra Parroquia, así es como continúa la labor encomendada.
¡Alcázar:
muchas gracias! Y ya que el 11 de octubre comenzó el Año de la Fe, proclamado
por el
Papa Benedicto XVI, bueno es que sintamos la urgencia de renovar
personalmente nuestra fe y nuestra adhesión a Jesucristo muerto y resucitado y
presente entre nosotros; sólo así encontraremos sentido para mantener nuestro
compromiso social, cultural y político buscando siempre la verdad y la dignidad
humana.
José
Luis Bardera, párroco de S. Rafael Arcángel
Fotos: Paco Mazuecos
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