CREO EN JESUCRISTO
PARTE I - ANUNCIACION, NACIMIENTO Y NIÑEZ DE JESUS
Mosaicos del Altar mayor de la Catedral de Cefalú (Sicilia) |
Jesús, para los cristianos, no es un
enviado de Dios, un profeta, un servidor, un mandatario, un mesías entre otros
muchos de una serie. Para nosotros es el único que es esas cosas o el que lo
es hasta ese punto exclusivo.
¿Cómo decir qué es Jesús, en relación
con aquel a quien llamamos nuestro Dios y que él llama su Padre? En donde el
símbolo de los apóstoles se contentaba con decir que Jesús es hijo único y
señor, el Credo de Nicea acumuló las afirmaciones convergentes: nacido del Padre antes de todos los siglos,
Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no
creado, de la misma naturaleza que el Padre.
La verdadera novedad destacada por el
concilio de Nicea con ocasión de los debates sobre Cristo fue la distinción,
que por primera vez se hizo, entre engendrado
y creado, entre Cristo que procede
del Padre como Hijo, emanado de su mismo ser, y la creación que procede de Él,
pero como producción. Dios engendra a su Hijo y crea el mundo. Esta
distinción es también fundamental para la comprensión de la creación. El mundo
tiene su consistencia, sus normas propias, su autonomía. El mundo no es Dios,
puede convertirse en objeto de ciencia.
“Por nosotros los hombres y por
nuestra salvación bajó del cielo”. La
eternidad entra en el tiempo. La Palabra se hace historia, una historia de
hombre.
HACERNOS HIJOS EN EL HIJO: La
salvación es una participación real de la vida que Dios propone y que no es más
que la participación en la vida trinitaria: formar un solo cuerpo con Jesús
para dejarse amar por el Padre en la iluminación del Espíritu Santo.
TODOS LOS HOMBRES Y TODO EL HOMBRE: Semejante
salvación alcanza necesariamente a nuestra humanidad en todas sus dimensiones.
Concierne a cada persona, siendo cada uno llamado por su nombre, pero también
al hombre en sus relaciones, en su solidaridad con los demás, al hombre llamado
a formar pueblo, a hacer cuerpo, a hacer iglesia con todos los demás llamados.
Recrea al hombre en su inteligencia, en su comprensión de Dios, en su corazón,
en su afectividad, pero también en su cuerpo, en su presencia en el mundo y en
la historia.
BAJÓ: Así, llevando a término su proyecto
de alianza, su intención de comunión, Dios elimina todas las distancias: las
que nos imaginaríamos espontáneamente entre el creador y su criatura, y las que
añadimos constantemente con nuestras negativas a amar. Dios toma la iniciativa
de colmar esta lejanía y de recorrer el camino hacia nosotros. Al venir a
nosotros en su Hijo, Dios no decae (no deja el cielo). Su amor no nos mira
desde arriba, su piedad no nos humilla. Y Él mismo no se ve alterado por ello.
En esta proximidad de Cristo haciéndose nuestro prójimo, el prójimo de todos
los hombres, vamos a saber finalmente que Dios es Dios, vamos a vislumbrar por
fin lo que es ser Dios.
TOMÓ
CARNE Y SE HIZO HOMBRE
La Anunciación - Luca Giordano (1672) |
DEL ESPÍRITU SANTO: El
Espíritu en el que nace, todavía hoy, todo lo que bien de Dios, está en el
origen de la Encarnación del Hijo único: “El
Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su
sombra”, le dice el Ángel a María (Lc 1,35). Ciertamente, al comienzo de
todo está el Verbo, la palabra de Dios y el deseo de Dios de asentarla entre
nosotros, ya que desde el origen hay en Dios ese deseo de amar. Por eso al
comienzo está el Espíritu.
La Virgen adorando al niño - Correggio (1524-1526) |
DE LA VIRGEN MARÍA: María representa
a toda la humanidad en espera de un salvador y resume en sí misma la fe de la
Iglesia: decir a Jesús hijo de María es decirlo plenamente hombre; proclamar a
María Madre de Dios es reconocer a Jesús como verdadero Dios.
Una madre le enseñó a hablar y a
rezar. Por ella quedó asegurado el arraigo de Jesús en la historia de su
pueblo; en este pueblo y en sus tradiciones, en su adoración del Dios único, en
sus peregrinaciones y bendiciones es donde Jesús se hizo el hombre que es.
+ Cantar a Jesús concebido del Espíritu Santo es proclamar que es una nueva creación. Es atestiguar que, cuando él toma cuerpo hoy en nuestra historia, por medio de la evangelización en la catequesis
o por medio del sacramento, es siempre un don gratuito de Dios.
Christ in Prayer - El Greco (1595 - 1597) |
EN UNA HISTORIA: El Credo
no dice nada de la historia de Jesús. De la natividad pasa a la pasión. Lo que
llamamos Encarnación, por consiguiente, no es tan solo el acontecimiento del
nacimiento de Jesús o de su concepción.
Para Jesús, ser hombre es mucho más que tener una naturaleza humana, eso
por lo que nos hubiera bastado su nacimiento, sino compartir el destino de los
hombres: un nacimiento de hombre, un crecimiento de hombre, una educación de
hombre, un oficio de hombre, los gozos y sufrimientos de un hombre, la muerte
de un hombre. La encarnación es el largo destino de un hombre, destino que tuvo
su origen, pero que no tiene término, en el que se encarnó para nosotros todo
lo que es Dios.
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